domingo, 11 de agosto de 2019

Ambivalencia

Deseo morir con más frecuencia de la que me gustaría admitir. A veces, en medio de esta oscuridad, tengo un día maravilloso y la vida es tan bella que no puedo evitar llorar por las pequeñas cosas, con una sonrisa llena. No es algo que se me vaya de las manos, es la contemplación de una realidad capaz de dar y mantener la vida, la naturaleza, el arte. Realmente la vida es extraordinaria.
Por eso, los días de apatía y hastío, que son tantos, me cuesta comprender el motivo por el que sólo percibo el sufrimiento, el dolor, la soledad, la mendicidad, la violencia. La vida ahoga, constriñe, mata con la lentitud y la certeza del paso tiempo. Es una venganza fría y calculada.

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