lunes, 31 de octubre de 2022

La locura en la locura.
La espiral de una familia.
La genética apoyada en el contexto, la única hermandad.
La fuerza centrífuga contra el sumidero.
La lucha imposible.
La huida imposible.
Extenuación y soledad.
Escogida. 
Inevitable.




jueves, 27 de octubre de 2022

Confesiones

Confieso, amor, que no sané. 
Que la seda de tus dedos
que tanto, en es(t)e tiempo, amé
se adhirió a mis recuerdos
como crudo.

Confieso, mariposa azul,
que no he vuelto a garrapiñar
mis días desde que tú
temblando (sí) por no amar 
contemplaste la agonía
de mi amor herido,
inmóvil.

Confieso, duende veloz,
que quise frenar los días,
dar la vuelta a tu reloj,
desandar mi propia huída
y encontrarte abrigada 
en el comienzo.

En aquel metro.
En aquel bar de Huertas.
En aquella gira interminable.
En el papel de mis manos.
En la plaza de Chueca
hogar del primer beso eterno.

Confieso que abandoné toda lucha
en época de comienzos 
y que cada paso fue ejercicio de renuncia,
una apuesta a mano pérdida 
por tu felicidad.

miércoles, 26 de octubre de 2022

Velocidad de la luz

Se desvela un hecho del pasado para dar un golpe condundente e inesperado que lo mueve todo, del cimiento al tacto sorprendente y grueso de tus manos. 

Conocer el pasado transforma lo que fui. Transforma mi mundo de entonces a ahora, de entonces, al día en que la memoria muera. Como una pelota de vacío que, lanzada desde el duelo, rompe cada paso dado, niega el suelo y no me da alas.

La linealidad del tiempo está comprometida cuando se trata de ti.

jueves, 13 de octubre de 2022

Cada viaje es todos los viajes. Cada viaje, Florencia. Cada viaje, Salamanca. Mallorca es la ausencia de contacto, la nostalgia. Cada viaje tú. 

lunes, 10 de octubre de 2022

Aparecí en los bajos fondos, semilla de clan y abrigo.
Diez años de pertenencia y un desarraigo perpetuo.
Este barrio es tan familia y yo tan de ninguna parte. 

sábado, 8 de octubre de 2022

El color de las paredes

Conocí unos ojos que eran alas. Alas de un azul intenso, capaces de levantar un alma en una batida. Una sonrisa que acariciaba, comisura a pluma, las ansias de volar. Una esperanza, una fe inquebrantable, una convicción firme, despiadada, tierna y conmovedora...

Conocí las ganas de futuro, la idea asentada, el quemar el presente, su estela. El espejismo apasionante de formar parte de ello.

Conocí la herida que deja una ráfaga de vida a su paso. Lo que pudo ser y no fue, lo que debería haber sido, el morado tras un golpe de felicidad.

El miedo a romper la belleza, a tocar a una mariposa y dejarla sin vuelo, a ser verdugo de la inocencia, de la conciencia o de la fe. 

El sonido de esa puerta, un par de tramos de escalera y una parada en el coche, porque los escombros que dejaba a su paso el final de mi vida no me dejaban ver.

El color de las paredes de un edificio sin alma que arrancaba la mía.

Desde entonces, mi piel es de un blanco roto, de un crema gris. Y mis ojos de un marrón pesado que arrastra párpado y fe. 

¿Y si no es sólo Madrid?

¿Y si el verdadero problema es que Madrid, desde entonces, ha sido tu ausencia? Una cáscara vacía, un espejismo, un velo crudo que se pega al paso. ¿Y si no es sólo Madrid sino la vida? 

se apaga

Una chispa se prende. Temblor torpe, Vuelco contenido, Sueño espontáneo.  Una chispa se prende. Se que se elevará lentamente hasta apagarse,...