Hay algo en mí que te admira, que quiere compartir retazos de vida y se conforma con la intermitencia de los encuentros.
Hay una vuelta al origen en el roce de tu piel. Un instinto de protección fallido, el mayor de los fracasos en tu mirada triste, y orgullo en tu vuelo.
Me he tropezado con la fe oculta, enterrada en lo más oscuro del olvido.
Me siento parte de algo grande por primera vez en tanto, tanto tiempo…
Arranco de nuevo mi vida, con carga eléctrica, con algodón en mis manos, despolarizada por osmosis, marcando en el calendario el día en que volví a creer, como anécdota que lo cambió todo, en la eternidad de un suspiro.
Y tras esta explosión, el amor vuelve a su cueva de figuras deformadas por el paso de los años.