No te rechazo, de un tiempo a esta parte solo trato de no verte.
Asumir que existes es darme de bruces con una parte de mí a la que irónicamente he maltratado durante media vida, de la que me he avergonzado, a la que he tratado de mutilar...
Ya no te rechazo, simplemente, no te miro. Mi punto ciego elegido, el agujero que acaricio con miedo a ser absorbida.
He dedicado tanto tiempo a acabar contigo sin éxito, que solo encuentro dos caminos a la paz, asumirte, o ignorarte, y es tal la valentía que necesito para lo primero, que huyo de tu sombra como el perro que se persigue el rabo.
Antes o después asumiré que el mordisco llega, que la vida empuja,
que me completas.
Este es mi diario, lejos de ser algo con forma perfecta, de seguir cánones de belleza o estilo, de pretender nada. Solo es el lugar donde vomito, donde grito de alegría o pena, donde conecto, cuando me acuerdo, conmigo. Un hilo conductor que atraviesa mis días.
domingo, 21 de julio de 2019
miércoles, 17 de julio de 2019
Home
He llegado, y me abrazáis como si me lo mereciera, como si quisierais que viviera aquí siempre, como si eso no me hiciera peor persona.
lunes, 8 de julio de 2019
Noche de discoteca
He salido de fiesta.
He ido al único bar donde he ligado alguna vez. No fui por eso, no lo decidí yo, fue casualidad. La gente bailaba. La gente cazaba. Yo observaba la incomodidad de esa situación adolescente en la que dos personas, cubata en mano, se acercan y tratan de crear un momento intenso, de película, antes de comerse torpemente la boca. La de esa gente, cubata en mano, que da vueltas ojo avizor y se va viniendo abajo según pasan las horas y el hielo se diluye, limpiando la percepción de la realidad.
Me veía a mí, cubata en mano, estática, mirando, sintiéndome mayor de lo que soy, fuera de lugar.
Y sonó tu canción.
Golpe de adolescencia.
Proyección a la soledad anciana.
Asunción.
Vuelta a casa.
Proyección a la soledad anciana.
Asunción.
Vuelta a casa.
jueves, 4 de julio de 2019
De cuando todo el trabajo lo haces tú (con tu cabecita)
Te veo, levantas la mano, la agitas y te vas. Yo devuelvo el saludo un poco tarde porque estaba concentrada en descifrar si ese agitar de manos llevaba una intención, una cadencia especial, una languidez dieciochesca, un mensaje en morse.
Me quieres decir algo y no te atreves. Me saludas de un modo especial. Yo he notado que la distancia entre el índice y el dedo corazón, no es la misma cuando saludas a otra gente a la que, por otro lado, no sueles hacerle gestos, les dices "adiós" sin más, sin ímpetu, sin exclamación. Sé que quieres disimularlo, pero el lenguaje no verbal es en gran proporción inconsciente.
Luego está lo de volverte... la rapidez con la que te has vuelto, que yo sé que era porque te cuesta que no hablemos si me miras a los ojos, y claro... Verás, que no voy a entrar yo en tus traumas y debilidades, pero que se te nota, y eso es porque soy especial, lo sabemos las dos.
Luego me escribes super poco, y me hablas así como de paso y tan normal. No entiendo por qué de esa ambivalencia tuya para al final hacerme esto... ¿tengo que olvidar ese gesto, ese saludo revelador y hacer como que no te intereso en absoluto? ¿quieres jugar a que somos una suerte de amigas casuales, temporales? Pues nada, haré como que... Me tienes loca, de verdad.
Me quieres decir algo y no te atreves. Me saludas de un modo especial. Yo he notado que la distancia entre el índice y el dedo corazón, no es la misma cuando saludas a otra gente a la que, por otro lado, no sueles hacerle gestos, les dices "adiós" sin más, sin ímpetu, sin exclamación. Sé que quieres disimularlo, pero el lenguaje no verbal es en gran proporción inconsciente.
Luego está lo de volverte... la rapidez con la que te has vuelto, que yo sé que era porque te cuesta que no hablemos si me miras a los ojos, y claro... Verás, que no voy a entrar yo en tus traumas y debilidades, pero que se te nota, y eso es porque soy especial, lo sabemos las dos.
Luego me escribes super poco, y me hablas así como de paso y tan normal. No entiendo por qué de esa ambivalencia tuya para al final hacerme esto... ¿tengo que olvidar ese gesto, ese saludo revelador y hacer como que no te intereso en absoluto? ¿quieres jugar a que somos una suerte de amigas casuales, temporales? Pues nada, haré como que... Me tienes loca, de verdad.
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