jueves, 4 de julio de 2019

De cuando todo el trabajo lo haces tú (con tu cabecita)

Te veo, levantas la mano, la agitas y te vas. Yo devuelvo el saludo un poco tarde porque estaba concentrada en descifrar si ese agitar de manos llevaba una intención, una cadencia especial, una languidez dieciochesca, un mensaje en morse.

Me quieres decir algo y no te atreves. Me saludas de un modo especial. Yo he notado que la distancia entre el índice y el dedo corazón, no es la misma cuando saludas a otra gente a la que, por otro lado, no sueles hacerle gestos, les dices "adiós" sin más, sin ímpetu, sin exclamación. Sé que quieres disimularlo, pero el lenguaje no verbal es en gran proporción inconsciente.

Luego está lo de volverte... la rapidez con la que te has vuelto, que yo sé que era porque te cuesta que no hablemos si me miras a los ojos, y claro... Verás, que no voy a entrar yo en tus traumas y debilidades, pero que se te nota, y eso es porque soy especial, lo sabemos las dos.

Luego me escribes super poco, y me hablas así como de paso y tan normal. No entiendo por qué de esa ambivalencia tuya para al final hacerme esto... ¿tengo que olvidar ese gesto, ese saludo revelador y hacer como que no te intereso en absoluto? ¿quieres jugar a que somos una suerte de amigas casuales, temporales? Pues nada, haré como que...  Me tienes loca, de verdad.

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