No te rechazo, de un tiempo a esta parte solo trato de no verte.
Asumir que existes es darme de bruces con una parte de mí a la que irónicamente he maltratado durante media vida, de la que me he avergonzado, a la que he tratado de mutilar...
Ya no te rechazo, simplemente, no te miro. Mi punto ciego elegido, el agujero que acaricio con miedo a ser absorbida.
He dedicado tanto tiempo a acabar contigo sin éxito, que solo encuentro dos caminos a la paz, asumirte, o ignorarte, y es tal la valentía que necesito para lo primero, que huyo de tu sombra como el perro que se persigue el rabo.
Antes o después asumiré que el mordisco llega, que la vida empuja,
que me completas.
Este es mi diario, lejos de ser algo con forma perfecta, de seguir cánones de belleza o estilo, de pretender nada. Solo es el lugar donde vomito, donde grito de alegría o pena, donde conecto, cuando me acuerdo, conmigo. Un hilo conductor que atraviesa mis días.
domingo, 21 de julio de 2019
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