jueves, 5 de septiembre de 2019

Una puerta cerrada al Hades

La vida me ha tendido la mano. Ha cogido mis hombros para sacar a un cuerpo semiahogado de las profundidades del Aqueronte. Un cuerpo inerte, abandonado, que ha recuperado el aliento al tacto de sus manos.

- Aún no-, me dice.

Y soy consciente de que he golpeado una puerta cerrada con el vaivén de las aguas, como quien con atracción magnética se deja llevar, sin interés ni conciencia.

-Aún no-, y levanta mi mentón para dejarme ver frondosidad al otro lado del río, y un comienzo de camino que lleva mi nombre.

Y me da un machete, un abrazo, un soplo, un empujón a la orilla.

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