jueves, 31 de enero de 2019

Salto de certeza

Tengo el corazón aguantando la respiración mientras se hunde en la vida,
como el niño que se tapa la nariz cuando se tira a la piscina,
para soltarla solo cuando empieza a chapotear.

No sabe nadar, no chapotea, buceará hasta la anoxia.
Es el destino irremediable de quien se sabe suicida
por miedo a la mediocridad,  a la supervivencia como alternativa.

Es la tranquilidad de quien se arroja a todo o nada,
no dejando a medias la apuesta en un juego
que nos dejará, sin lugar a dudas ni excepción,
con las manos y el corazón deshechos.

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