martes, 25 de diciembre de 2018

Sin haber aprendido nada

Hay una mano que siempre te tendré dada.

A veces vuelvo la vista, no atrás, que es volver a verte,
la vuelvo a un lado o miro hacia abajo para verme a mí,
me hago un gesto de aguante, me encojo de hombros y me digo
que no puedo hacer otra cosa que tratar de sostenerte.

Todo tiene un precio. Yo pago por haberte conocido. 
He hipotecado mi vida en pro de tus labios,
esos que una vez pronunciaron mi nombre
justo antes de abrazar mi boca.

Pago por haber ido a cara descubierta,
soltar mi armadura a los pies de tu cama,
vestirla solo para salir a la calle,
marcarte, con un rotulador rojo, todos mis puntos débiles
y nunca preguntar por los tuyos.
Acariciar el metal de tu piel que se fue ablandando
hasta que llegó el miedo.

Yo pago...
a plazo fijo,
una vida.

Pero no soy estúpida,
me iré lejos y no habrá hilo rojo,
no habrá destino, no habrá príncipes azules.

Me iré lejos con  la mano tendida, a cientos de kilómetros,
que solo serán un segundo si tropiezas.

Y así,
me iré lejos
me iré torpe,
me iré sin haber aprendido nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

se apaga

Una chispa se prende. Temblor torpe, Vuelco contenido, Sueño espontáneo.  Una chispa se prende. Se que se elevará lentamente hasta apagarse,...