jueves, 22 de noviembre de 2018

Tiempo

Medimos el tiempo, como si pudiéramos controlarlo.
Fragmentamos el momento entre la vida y la muerte en pequeñas secciones, como quien hace una marca para colorear y rellena con más ánimo el hueco.

Nos regalamos la ilusión de hacer una media, una estadística de esperanza de vida, sabiendo que la esperanza de muerte, es aplastante e igualadora. Y apuramos los minutos, o los dilatamos, en función del miedo. Nuestra urgencia.

Falsa sensación de control entre manillas. Hemos aprendido a imaginar que tenemos libertad en un dos por cuatro, cuando de fondo, sabemos que estamos atados al ritmo militar de quien conoce su destino y no tiene opción de cambiarlo.

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