No te creo, porque de todo lo que hayas hecho o me vayas a hacer, lo que jamás te perdonaría, sería que sembraras la esperanza en un cuerpo rendido, para volver a romperla.
No queda espacio en esta piel para la cicatriz de tu mano, ni entereza en esos huesos para un golpe frío y seco.
No queda espacio en esta piel para la cicatriz de tu mano, ni entereza en esos huesos para un golpe frío y seco.
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