Suelo frío, inquebrantable, cruel,
que sostiene la vida contra su voluntad.
Ni roto pierde su poder,
ni cuando se ablanda, enamorado de una raíz
penetrante, agresiva, sibilina,
cede espacio a la anhelo de muerte.
Alimenta, alimenta, mantiene.
Y cuando expira rendida la esperanza,
sostiene sus restos, demostrando que no dio permiso,
negando el descanso,
imponiéndose al fin.
Este es mi diario, lejos de ser algo con forma perfecta, de seguir cánones de belleza o estilo, de pretender nada. Solo es el lugar donde vomito, donde grito de alegría o pena, donde conecto, cuando me acuerdo, conmigo. Un hilo conductor que atraviesa mis días.
martes, 26 de marzo de 2019
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